Qué pasa cuando no tengo vida social

Escrito por Fina Kuggen

Socióloga y divulgadora

M. Victoria. S. Nadal

Durante el parto, las consultas más frecuentes con los profesionales de la salud mental se centraron en la ansiedad, el manejo del duelo y los problemas de pareja, según informan varios servicios sanitarios. Ahora, cuando termina la fase más severa de la cuarentena, los ciudadanos se enfrentan a otras situaciones que generan conflictos emocionales. Uno de ellos es la dificultad de retomar las conexiones sociales. No solo no tienen ganas de salir de casa, sino que les cuesta volver a estar cerca de sus amigos o parejas. “Lo que se ve es que hay gente que ha estado sola y a la que le va a costar volver a socializar”, explica Ovidio Peñalver, psicólogo y autor del libro Emociones colectivas. “Se han acostumbrado a mantener sus relaciones en línea solo porque no tienen otra opción. Digamos simplemente que lo que ha cambiado en muchas personas es la forma en que siguen alimentando sus relaciones, no su capacidad para mantenerlas.

No hay vida social: Cómo superarla

El primer paso es aplicar la «tolerancia» y los «defectos» que hay en uno mismo en la dieta, eso significa ser muy tolerante con los demás y lo que hacen y entiendes que no eres perfecto. El problema de una persona sin vida social es que tiende a menospreciar a los demás por ser imperfectos, todas las malas noticias que pasan no son lo que ellos piensan, es como otra especie y no solo se suma a su falta de vida social. vida.

Es muy fácil juzgar, pero es muy difícil juzgar.

El que tiene un amigo es atesorado

Una de las autoras del estudio, Julianne Holt Lunstad, señaló que las relaciones interpersonales pueden afectar nuestra salud y, por tanto, los años que vivimos. . Puede ser «normal» para nosotros los humanos confiar en momentos de estrés o angustia; sin embargo, para muchos no es tan común.

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Un amigo nos puede recomendar que visitemos al médico si nos ve enfermos, nos puede animar a comer mejor si hemos engordado mucho o nos puede animar a hacer ejercicio juntos. Incluso podemos hacer «sacrificios» por esa persona si lo necesita: ir a un restaurante de comida saludable, acompañarla al gimnasio, no fumar delante de ella, etc. Las relaciones sociales son muy importantes para nuestra salud física y, por supuesto, para nuestra salud mental.