En diferentes momentos de nuestro día a día nos enfrentamos a situaciones que ponen a prueba nuestro sentimiento de aceptación o miedo al rechazo. Esto está condicionado por dos áreas relacionadas con la autoestima, como son el autoconcepto y la valoración personal. No es solo que alguien quiera integrarnos en un grupo, sino que, al tener un acercamiento, nos permite hablar o sentir que vale la pena escucharnos.
La forma en que vemos el mundo y la forma en que nos comportamos frente a él depende de las creencias que hemos interiorizado a lo largo de nuestra vida. Estas creencias nos dicen quiénes somos, qué merecemos o cómo son las demás personas. Aunque no siempre tienen validez real ni están respaldados por pruebas reales, como es el caso del miedo al rechazo. Ser irracional se caracteriza por el pensamiento de que no seremos aceptados, amados, cuidados o escuchados. Nos condiciona en diferentes ámbitos de nuestra vida, aunque siempre en unos más que en otros. Puedo tener ese miedo con personas que me atraen físicamente pero no en mi entorno laboral, por ejemplo.
Síntomas de miedo al rechazo
En general, podríamos hablar de dos tipos de síntomas, los relacionados con la insatisfacción personal y los relacionados con la evitación.
Cuando hay miedo al rechazo, el comportamiento y la conducta de uno solo buscará la aprobación de los demás. Sus decisiones o acciones no estarán basadas en sus propios gustos, intereses o preocupaciones. El miedo al rechazo hace que ignores lo que quieres o necesitas y, en cambio, te sometas a las opiniones o gustos de otras personas.
¿Cómo gestionarlo?
- Es imposible que una persona no encaje con nadie, como nadie encaja con todo el mundo. Cuanto más interactúes, más probabilidades tendrás de encontrar personas con las que conectar, ampliar tus contactos sociales.
- Rechazo como paso. Entiende las heridas emocionales como una fase, no como algo que durará para siempre. Dolerá hasta que el daño se resuelva internamente.
- Libérate del dolor a través del perdón. La incapacidad de perdonar lo que nos han hecho está incrustada en las heridas emocionales. Acepta tu dolor como parte de ti y de tu historia, y luego aprende a dejarlo ir a través del perdón. Recuerda que el perdón es una cosa interior, no significa defender ni aprobar ni reconciliar la acción de los demás, sino dejar de llevar el lastre de la herida. El perdón solo te afecta a ti.
- Apela a tu resiliencia, hazte cargo de tu emoción. En palabras de Sartre, “la libertad es lo que haces con lo que han hecho por ti”.
- Mira cómo te has vendado la herida hasta ahora. ¿Qué está condicionado a ello? ¿Qué otras cosas no has sentido acerca de ti mismo o de tu entorno porque estás enfocado en la negación o tratando de no sentirlo? . Puedes probarlo antes de entrenarlo en tu imaginación, desde la visualización.
- Aprende a valorarte por ti mismo, no por las opiniones de los demás.
- Pon el pasado en el pasado, aprendiendo a gestionar tu presente. Puedes ser muchos «Yo soy» diferentes a lo largo de tu vida. Transforma instantáneamente las partes que menos te gustaban de ti mismo en el pasado. Date la oportunidad de cambiar.
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Por Esther Paniagua
A todos nos ha pasado. A veces nos sentimos excluidos o marginados. Desde el colegio, tras el temido “ya no puedo acompañarte” al círculo familiar, en un grupo de amigos o deportes donde no nos cabe ni un cordón de zapatos. O en el trabajo. Al menos, en una determinada situación dentro de nuestro entorno donde intentaríamos formar 3 artes. Estos casos no siempre se descartan fácilmente en el acervo de recuerdos. A veces dejan huellas psicológicas, emocionales y físicas y, como mínimo, causan sufrimiento mientras viven. ¿Por qué nos duele tanto el rechazo?
«Pertenecer, ser, creer y bondad son los cuatro pilares con los que medimos el valor de nuestra vida», explica Saúl Levine, psiquiatra y profesor emérito de la Universidad de California en San Diego (EE.UU.). Con esto se refiere al sentimiento que uno experimenta de sentirse parte integral y respeto de un grupo de personas que son importantes para uno mismo, para la propia autoestima, para la propia salud, ya sean familiares, colegas o grupos religiosos. “Somos una especie social y el sentir que compartimos partes importantes de nuestra vida con otros que nos acogen y aceptan es un paso vital en nuestro crecimiento personal y nuestra salud psicológica e incluso física”, continúa el psiquiatra. “Sentirse integrado ayuda a superar fracasos y pérdidas de amor, éxitos y dificultades, juntos en una comunidad cercana y sobre todo solidaria”.
Lo has heredado…
La explicación evolutiva es que los humanos han desarrollado una necesidad interna de ser aceptados y encajar en el grupo como en el pasado podían ser rechazados por la familia o la tribu. muerte media. Puede ser peligroso atravesar la selva solo para encontrar comida, ¿no crees?
La explicación psicológica es mucho más compleja y se basa en todas aquellas experiencias que han dejado huella en tu carácter y personalidad durante tu vida, por ejemplo la primera persona que te rechazó’ te invitó a salir de una forma cruel camino