Son principalmente las mujeres las que transmiten la fe: así lo declaró el Papa en la Misa que presidió en Santa Marta el día en que la Iglesia celebra la memoria de los santos Timoteo y Tito, comentando en particular la segunda carta de san Pablo a el discípulo Timoteo. Pablo recuerda a Timoteo de dónde procedía su «fe del corazón»: la recibió del Espíritu Santo «a través de su madre y de su abuela». “Son las madres, las abuelas” -afirma el Papa- las que transmiten la fe. Y añade: “Una cosa es transmitir la fe y otra enseñar las cosas de la fe. La fe es un regalo. La religión no se puede estudiar. Las cosas de la fe se estudian, sí, para entenderlo mejor, pero por el estudio no se llega a la fe. La fe es un don del Espíritu Santo, es un don que va más allá de cualquier preparación”. Y es un regalo que pasa por “el buen hacer de las madres y abuelas, el buen hacer de esas mujeres” en una familia, “también puede ser una criada, puede ser una tía”, las que transmiten la religión. “Me viene a la mente: ¿por qué principalmente las mujeres adelantan la fe? Simplemente porque la que dio a Jesús es una mujer. Es el camino que eligió Jesús. Quería tener una madre: el don de la fe pasa también por la mujer, como Jesús por María”. “Y tenemos que pensar hoy -subraya el Papa- si las mujeres tienen esta conciencia… del deber de transmitir la fe”. Luego, Pablo le pide a Timoteo que proteja la fe y el tesoro, evitando «la charlatanería pagana vacía, la charlatanería vacía y mundana». “Todos hemos recibido el don de la fe – declara. Debemos protegerlo, para que no se diluya en lo más mínimo, para que siga siendo fuerte con el poder del Espíritu Santo que nos lo dio”. Y la fe está protegida por este don de Dios para revivir. “Si no hacemos esta tarea, cada día, de reavivar este don de Dios, que es la fe, la fe se debilita, se diluye, es al final una cultura: ‘Sí, pero sí, sí, soy un Christian, sí, sí…’, cultura, solo. O gnosis, conocimiento: ‘Sí, sé bien todo sobre la fe, sé bien el catecismo’. Pero, ¿cómo vives tu fe? Y esta es la importancia de revivir cada día este don, este don: hacerlo vivo”. En contraposición a esta «fe viva» – dice san Pablo – dos cosas: «el espíritu de timidez y de vergüenza». “Dios no nos dio el espíritu de timidez. El espíritu de timidez se opone al don de la fe, no le permite crecer, progresar, hacerse grande. Y la vergüenza es ese pecado: ‘Sí, tengo fe, pero la tapo, para que no parezca mucho…’. Un poco de aquí, un poco de allá: esa fe, como dicen nuestros antepasados, para subir agua, así. Porque me da vergüenza vivirlo fuertemente. Esto no es fe: ni timidez. Sin vergüenza. ¿Qué es? Es un espíritu de fortaleza, caridad y prudencia. Esto es fe». El espíritu de prudencia -explica el Papa Francisco- es «saber que no podemos hacer todo lo que queremos», significa buscar «los caminos, las formas» para poner la fe en plenitud, pero con prudencia. Pido al Señor la gracia -en conclusión del Papa- de tener una fe fiel, una fe que no se negocia según las oportunidades que se presenten, una fe que trato de reavivar cada día o al menos pedir al Espíritu Santo que revivirlo y darle un gran resultado»
Artículo publicado por la edición italiana de Radio Vaticano y traducido por Aleteia
TEXTO : JEREMÍAS 1:7
INTRODUCCIÓN: Tenemos todos tuvieron momentos de timidez. Incluso los personajes más fuertes. Incluso las personalidades más difíciles. Nadie escapa de tartamudear a veces ante imprevistos para los que está preparado. Pero muchas veces somos tímidos en nuestra vida. las razones para perder algunas de las bendiciones que Dios nos quiere dar, y por eso en esta hora queremos hablar de este “problema” que tienen muchos jóvenes y adultos.
Primero queremos definir: